
El tiempo de la siesta terminó. Desperté para mi alivio. Tenía la garganta triste y el alma seca. Aún masticaba lo soñado cuando sonó el teléfono. Llegó una guerra. Después el silencio, la tarde y esos vidrios que acomodo en mis ojos cuando no hay rastro de escaleras silvestres.
Luego me he preguntado, “y si somos esto…¿qué puedo hacer yo?"
Desde hoy tengo inquilina nueva entre mis costillas.
LIBERTAD. Así se llama.
Y qué viva la libertad...
ResponderEliminarfuera el temor, la angustia, la tristeza derivada de la incomprensión de este mundo, que violenta las almas tiernas y sensibles, con la opresión.
Un beso, Aura...y preciosos pies.
"Para la libertad, sangro, lucho, pervivo"
ResponderEliminarEso dijo Miguel Hernández. Sabias palabras. Las de él y, cómo no, las tuyas también.
Te dejo un racimito de alegría. GRACIAS una vez más. Siempre tan cerca...
Gritar tantas frases en el solsticio
ResponderEliminardeseos hambrientos, plumas en el viento, hojas...diamantes espesos de brillo, locura...