Lo que sé de mí es que salgo a la vida a buscar lo que
quiero.
Y quiero pintar poesía en las paredes de los cuerpos que hoy
deseo, quiero ráfagas de silencio cuando tenga que zurcirme el caparazón, viajar
los mundos fisurados que llevo en mis profundidades, reir cuando, desde este
precipicio, se suicide el nombre miedo, que mi sexo y el tuyo construyan lo que jamás podré caminar
en un poema
quiero la paz, esa que habita mis dedos, cuando escribo los versos que huelen a ti
y el sol de muchos eneros sobre mi cuerpo desnudo en tu puñado de hierba
quiero la paz, esa que habita mis dedos, cuando escribo los versos que huelen a ti
y el sol de muchos eneros sobre mi cuerpo desnudo en tu puñado de hierba
eso también quiero
Quiero quedarme así, en este ratito de descubierto
y que en la periferia de mi boca pueda yo encontrarte
alguna tarde de mañana
y que en la periferia de mi boca pueda yo encontrarte
alguna tarde de mañana
una cualquiera.
Que cosa más preciosa.
ResponderEliminarPuñado de hierba, fresca y espontánea, que reverdece el corazón.
Mua.
Lidia, siempre atenta, siempre reverdeciendo mis girasoles. Gracias, corazón poeta.
ResponderEliminarUn abrazo