Desde aquel tropiezo contigo
tengo días como mosaicos diminutos
fantásticos sueños en los que encuentro cajones
donde archivar el salitre de tu lengua
no dejo de rondarte
cosecho impaciencia entre mis dientes
y me vuelvo quebradiza
frívola
desagradable
como un orgasmo mudo
quiero invitarte a mi cuerpo de jara
pero nunca nos miramos
como se tocan los árboles
pero nunca nos tocamos
como se miran las hojas
Qué palabras hermosas, querida Aur, qué bien las has juntao ¡Así se miran las almas! Qué palabras más hermosas... claro, como tú.
ResponderEliminarF.
hay tropezones que mas que caídas son una invitación al vuelo...
ResponderEliminarGracias, Fe.
ResponderEliminarLeerte es un regalo; un honor.
Te abrazo.
Así es, incal...y entre tropiezo y vuelo, "ambos extremos, anda mi vida".
ResponderEliminarUna sonrisa libre de botox.
Desde la otra orilla, tu amigo catalán que te lee y se sorprende ante tus letras, te felicita y a la vez te incita a que sigas escribiendo, un abrazo ;)
ResponderEliminar"quiero invitarte a mi cuerpo de jara
ResponderEliminarpero nunca nos miramos
como se tocan los árboles
pero nunca nos tocamos
como se miran las hojas"
Me quedo con eso. Lo guardo, lo rumio y me encanta¡
Un besito, linda.
Lidia, siempre me encantaron los/las rumiantes. ¿Hay otra forma mejor de ayudar a digerir la vida?
ResponderEliminarBesicos.
Una maravilla, como siempre. Besos.
ResponderEliminarGracias maravilladas, Gabriel.
ResponderEliminarUn beso campero o marino
(ya veremos el domingo)
PRECIOSA!!!NO ME CANSO DE LEER TUS LINDAS LETRAS!
ResponderEliminarSOY PENELOPE LA HERMANA DE IRIS.MIL BESOS