Desde aquel tropiezo contigo
tengo días como mosaicos diminutos
fantásticos sueños en los que encuentro cajones
donde archivar el salitre de tu lengua
no dejo de rondarte
cosecho impaciencia entre mis dientes
y me vuelvo quebradiza
frívola
desagradable
como un orgasmo mudo
quiero invitarte a mi cuerpo de jara
pero nunca nos miramos
como se tocan los árboles
pero nunca nos tocamos
como se miran las hojas